La historia – la verdadera historia


Discurso pronunciado por el Comisionado Municipal, Dr. Juan Ma. Perisse, al inaugurar oficialmente la Biblioteca Municipal, “Sarmiento” el dia 17 de agosto de 1941.

“Señoras y Señores.

Nace esta Biblioteca por iniciativa de la Srta. Cora Pacull, quien, al pronunciar el día 28 de abril de 1911 en su carácter de Directora de la Escuela Complementaria de este distrito una conferencia pública sobre “la necesidad de que los niños lean fuera de la escuela” presenta claramente la moción -que es aprobada por la Comisión que presidía dicha conferencia y por todo el magisterio de esta localidad- de crear una Biblioteca Popular que llevaría el nombre de Domingo Faustino Sarmiento y se nombra en el acto una Comisión Organizadora que preside la misma Srta. Cora Pacull.

Esa Comisión se reúne frecuentemente en el local del Consejo Escolar, cedido gentilmente por el entonces Comisionado Escolar, Sr. R Lavignolle; más tarde se resuelve designar una comisión de caballeros y entre ellos figura el Sr. Eusebio Giménez. Desde ese día Don Eusebio, ilustre anciano uruguayo vinculado con un amor entrañable a nuestra patria, hace gala de una benevolencia y generosidad sin límites en apoyo de esta obra.

Para esos días, y adhiriéndose a esta nobilísima tarea, el Comisionado Municipal, D. Máximo Portela cede un salón de la Intendencia para que en ella se instale la Biblioteca Popular Sarmiento y se fija para su inauguración la fecha del 10 de noviembre de 1912, nombrándose padrinos a la Sra. Elisa C. de Schültz, inspectora seccional de escuelas de la provincia y a don Eusebio Giménez; llevándose a cabo este acto inaugural y firmándose por todos los presentes (alrededor de doscientos) la siguiente acta de fundación:

“En Buenos Aires, a diez días del mes de noviembre de 1912, reunidos en el salón de la Biblioteca Popular Sarmiento la Comisión Directiva compuesta por los señores Cora Pacull, presidente; Adolfo Farías Alem, secretario; Inés Orlando, tesorera; Héctor Olivera, bibliotecario; Nélida Cazeneuve Salabert, Raymundo Lavignolle, Egidio Núñez Abrego, Carlos Bertagnolio, vocales, siendo padrinos la Sra; Elisa C. de Schultz y el Sr. Eusebio Giménez, y estando presentes las autoridades municipales, escolares y delegaciones de todos los centros de cultura de Buenos Aires y La Plata; se procede a la inauguración solemne de la Biblioteca, quedando desde el momento entregada al pueblo de Morón. En testimonió de lo cual firman la presente acta...”

Pocos días después: la Comisión nombra Presidente Honorario de la Biblioteca al señor Eusebio Giménez y, más tarde, en la asamblea del 1º de agosto de 1913, a moción de la Srta. Pacull, presidente en ese periodo, se le ofrece la Presidencia de la Comisión Directiva, pasando ella a ocupar el cargo de vicepresidente.

Y es ejerciendo ese cargo de presidente en que don Eusebio vuelca toda su generosidad en pro de esta magnífica obra, cede gratuitamente este local y le entrega un completo museo de Ciencia Natural de su extinta esposa.

Al catalogarse los libros se clasifican 2.000 volúmenes. Y el día 2 de agosto de 1914 se procede a inaugurar este local. Al año siguiente, la asamblea del 27 de mayo de 1915 aprueba nuevos estatutos que refirman en su prólogo el espíritu de los organizadores del año 1911. A fines de ese año, el Comisionado Municipal exonera de impuestos a este local mientras sea facilitado gratis a la Biblioteca Popular Sarmiento.

El 17 de junio de 1918 la Biblioteca recibe en custodia una placa de bronce entregada por la Comisión Pro monumento que el pueblo de Morón y sus amigos dedican a la Sra. Clemencia R. de Ceballos, que quedaría en exhibición en el salón de lectura; y el día 16 de febrero de 1919 recibe; donados por el Sr. Francisco Ponzio, dos ladrillos de revestimiento de la Pirámide de Mayo.

El último balance que consigna el Libro de Actas dice, con fecha de noviembre de 1926: 4925 volúmenes catalogados cuyo valor se estima en $ 5.215. Subvención mensual del Gobierno de la Provincia: $ 100.- El libro de actas termina el día 10 de noviembre de 1926. Durante el año 1927 la Biblioteca recibe $ 250.- en una sola vez, por subvención municipal.

En el año 1936 es donada a esta comuna por el Dr. Ángel M. Giménez y aceptada de acuerdo con la Ordenanza número 641, aprobada el 27 de noviembre de 1936 y que dice así:

Artículo 1º -Acéptase la donación que el Dr. Ángel M. Giménez hace a esta Comuna di la Biblioteca Sarmiento y del inmueble en que ella está instalada, en la calle Brown número 1238 de esta ciudad.

Art. 2º -Queda establecido que al aceptarse la donación se respeten las condiciones establecidas por el donante, que son las siguientes:

a) Que el inmueble nunca será destinado a otros fines que no sean para Biblioteca o Museo.

b) Los libros y material existente se entregarán bajo inventario.

c) Se consentirá la existencia en todo tiempo en el salón de la Biblioteca de un retrato del fundador de la misma, don Eusebio E. Giménez, y la colocación en el vestíbulo de una placa costeada por el Dr. Giménez recordando la donación.

d) El Dr. Giménez contribuirá voluntariamente, a partir del 1º de setiembre ppdo. y hasta el 31 de diciembre del corriente año con la suma de doscientos pesos moneda nacional mensuales para el sostenimiento de la Biblioteca.

e) Que esta donación deja nula y sin ningún valor la cláusula del testamento del señor Eusebio E. Giménez en la parte que legaba la suma de cinco mil pesos moneda nacional para el fomento de la Biblioteca, ya que el inmueble que se ofrece en donación excede en muchísimo la expresada suma.

Art. 3º -El donante deberá otorgar la correspondiente escritura por ante el escribano designado por el D. E. dentro de los sesenta días de la promulgación de la presente.

Art. 4º -Queda autorizado el D. Ejecutivo a disponer de los fondos ofrecidos para los gastos de mantenimiento de la Biblioteca, doscientos pesos mensuales a contar del 19 de setiembre ppdo. al 31 de diciembre del corriente año, gastos que imputará a la presente Ordenanza y que tomará de los fondos que a tal efecto deposite el donante.

Art. 5º -Comuníquese, etc.

Y así quedó incorporada a los bienes municipales esta Biblioteca.

Y bien, señores, habéis escuchado la breve historia de esta historia de esta Biblioteca; a la vista tenéis el resumen de lo que han significado tantos años de esfuerzo y labor, y a través de esa obra soñaba y construida la gratitud que se merecen todos los contribuyentes a formarla, y especialmente es necesario concentrar toda la gratitud y el recuerdo en dos nombres: Cora Pacull y Eusebio Giménez.

Seamos dignos de mantener, al menos hoy; el valor moral que significan esos dos nombres, en esta casa y recomencemos su obra dándole la vida interior y exterior que ellos le dieron, y sirva esta inauguración oficial que debe la Comuna a este pueblo, de incentivo para reiniciar su marcha ascendente.

Para ello está a su frente un hombre joven que ha de saber, en su condición de universitario, darle la vida que ha menester para lograr ampliamente los fines que se propusieron sus fundadores.

Con estas palabras declaro inaugurada oficialmente la Biblioteca Domingo Faustino Sarmiento; bendecida en este acto por el Cura Párroco Dr. Félix Bollo y que confío a la custodia del Sr. Didier Villegas, ascendido cargo de Director, y que con esta ceremonia dejo en posesión de su puesto y de la Srta. Julia Ventura Giménez, sobrina del generoso donante que le secundará como Bibliotecaria., esperando de ellos que con el feliz acierto de su gestión den la brillante vida a que tiene derecho tan inestimable donativo.

 

Contestacion del Sr. Dillier B. Villegas

Señor Comisionado Municipal, Señoras y Señores:

Al expresar mi mayor reconocimiento por la designación de que se me ha hecho objeto, voy a hacer algunas breves consideraciones sobre el significado del acto que se realiza y a exponer el plan de labor que vamos a desarrollar.

Ha llegado para satisfacción de todos, el momento en que el Señor Comisionado Municipal, Dr. Juan María Perissé deja habilitada al servicio público esta Sala de lectura.

Desde hoy los escolares, los estudiantes, los maestros y todas las personas de buena voluntad han de encontrar siempre en esta casa el estímulo necesario para la investigación científica, así como también, para las horas de solaz, el rincón amable para el sosiego del alma.

La acción que la biblioteca pública ejerce en la ilustración de un pueblo es una realidad que no necesita demostración. La estadística ha demostrado que las ciudades más cultas son siempre aquellas que poseen más y mejores bibliotecas. Y esto, como todo lo que ocurre en nuestro mundo, tiene una explicación lógica: el ambiente cultural está siempre favoreciendo la formación de estos templos del saber; más tarde, estas casas con libros distribuirán sus frutos entre la sociedad que las creó. Tal es el ciclo.

La Biblioteca Municipal, que hoy se incorpora a la vida pública argentina, aspira no a vegetar sino a extender su radio de acción. Nuestro lema ha de ser, “lectura sana para el hombre sano”.

Será para mi la mayor satisfacción que experimentaré durante el desempeño de mi cargo ver surgir aqui un verdadero centro de estudios, para lograr lo cual promoveré el acrecentamiento del material de enseñanza, especialmente en lo que se refiere a las ramas científicas de aplicación práctica.

No hemos de descuidar tampoco la atención que merece la conservación de las interesantes piezas del museo anexo, las que serán clasificadas a la brevedad posible en la forma debida.

Ciertas actividades estudiantiles requieren textos determinados: por eso figura entre mis propósitos la creación de una sección dedicada a los alumnos de los colegios secundarios, la que se irá formando desde ya en la medida que las circunstancias lo permitan.

Organizaremos también ciclos de conferencias sobre temas de interés común, para lo cual solicitaremos la colaboración de profesionales y educadores.

No he de terminar estas palabras sin evocar con reconocimiento la obra de los propulsores de esta institución, que bregaron con entusiasmo y con denuedo por la creación de una Biblioteca pública y que, más tarde, cuando sus aspiraciones se trocaron en realidad, no desmayaron un instante en sus afanes maguer los años aciagos que el destino deparó a la vieja Biblioteca Sarmiento.

Son ellos: don Eusebio Giménez, el extinto filántropo uruguayo, que tanto hizo por el progreso de las letras argentinas, y la Srta. Cora Pacull de Simón, que siendo Directora de la Escuela Complementaria en 1911 sembró en una conferencia memorable la semilla de donde surgió luego todo esto que aquí vemos.

Quiera la Providencia que la obra de esas dos grandes almas se inmortalice en el tiempo para que sirva de guía a los hombres del presente y de ejemplo a las generaciones que vendrán.”

 

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Fuente: Biblioteca municipal D. F. Sarmiento - caja 13
 

 

 

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