la tribuna
julio 8 de 1965


la bicicleta del padre juan

“Dentro de pocos días será llevada al Museo Histórico de Morón la vieja bicicleta del Padre Juan. Creemos que gustará a los lectores tener una somera noticia de la misma y conocer los méritos que la acompañan.

I

Es esta la primera bicicleta que usó un sacerdote oficialmente en la República para el ministerio parroquial. Antes era desconocido tal medio de locomoción,

Pero desde el 29 de octubre de 1939, aquel año fiesta de Cristo Rey, la bicicleta entró con categoría de clase y nuevo medio ordinario al servicio parroquial.

La cosa fue así. Por aquel entonces el Padre Juan, hoy Cura Párroco de Morón, era vicario cooperador o teniente del Padre Edmundo Vanini en la parroquia de Florida del partido de Vicente Lopez. Todos los días tenía que caminar más de 30 cuadras para atender a un Colegio del cual era Capellán, sin contar las otras noches que por distintos motivos de apostolado tenía que andar en la feligresía. Cura y vicario rumiaron dar solución al problema, que invertía tantas caminatas y gastos. Comprar un coche imposible. No llegaban a tanto los ingresos parroquiales. Y entonces, ¿que hacer?

El teniente, que cuando más muchacho había andado en bicicleta se le ocurrió que dicho vehículo podría serle útil. Al Padre Vanini le cayó en gracia la solución, si bien previó las dificultades que dicho trasnporte podía suscitar en una ciudad de tanta población. Pero como la idea le pareció buena,

“Consultaremos -dijo- a La Plata”. Y sin más escribió al Sr. Arzobispo Mons. Juan Chimento.

El Ilustre Prelado consideró deber consultar el caso y así le propuso a los miembros de un Honorable Cuerpo Conciliar. Alguno dijo: "Ese Padre Presas viene aquí con mentalidad europea.

Otro: ¿Se atrevería a dar una vuelta en bicicleta por la plaza Moreira?

Etcetera.

Pero en fin, como a la postre dicho Cuerpo Canonical miraba primero el bien de las almas, considerando la pobreza de la parroquia de Florida dio su consentimiento, si bien “ad experimentum”.

Y contestó el señor Arzobispo: se da el permiso solicitado, pero con la condición de que el domingo anterior se avise en las misas el por qué de dicha concesión, a fin de evitar todo escandalo. Dicho y hecho.

Y ahora copiamos de un Boletín parroquial de la época:

“A las 15 horas una enorme multitud de ciclistas con sus bicicletas esperaba en el patio de la Casa Parroquial. Nuestro amado Arzobispo, dada la escasez de recursos de la Parroquia y la inmensa parcela a ella confiada había concedido el que los Padres de aquí usasen bicicletas y con tal motivo hízose la bendición de ellas y de todas las que se presentasen con toda solemnidad. No faltaron padrinos...(siguen más nombres), y a última hora un joven, Miguel Merino sacó de un apuro a la máquina que no quería funcionar y mereció ser padrino in extremis.

El Cura Párroco bendijo la bicicleta parroquial al pie del altar de la Virgen de la Guardia, luego los padrinos la sacan tirando le [sic] las cintas ante el altar del patio en el que se hallaban las bicicletas del público alineadas en cuatro largas filas. Una calurosa ovación a la bicicleta parroquial. En seguida el Padre Vanini dice:

“Bendecimos las bicicletas y a los ciclistas a los primeros para que duren mucho y a los segundos para que no se rompan la cabeza. A todos los ponemos al amparo de la Virgen de la Guardia, que aquí en Florida será la Patrona de los ciclistas”.

A continuación la bendición ritual e inmediatamente el Padre Juan glosó en una corta arenga el lema de los ciclistas “Con María ligeros a Cristo”.

Luego encabezada por el el teniente de la Parroquia se tuvo una peregrinación a la Reina de los Apóstoles, que se venera en la Capilla de los Padres Paulinos. Más de 150 ciclistas ofrendaron a la Virgen el saludo, y todos gozando y corriendo a cual más. Nuevo apostolado que admiró al pueblo de Florida.

Es ésta la primera parroquia que disfruta con permiso oficial de una bicicleta y también la primera que vió semejante bendición”.

Así escribe el articulista del Boletín.

II

Y el Padre Juan se lanzó con la bicicleta a evangelizar el mundo. Risotadas, bromas burlescas, y alguna que otra palabra atrevida no faltaron; pero en general, puede decirse que, pasado el primer momento, todo el mundo vió bien lo cumplido. Concedido el permiso para la bicicleta ya se atrevieron otros curas a usar las motos y las motonetas. No hay para qué decir que cuando el Padre Presas fue trasladado a La Plata recorrió dicha Ciudad con ese transporte y paseó también por la Plaza Moreno, mostrando con ese gesto la decencia de dicho instrumento de servicio y su valor apostólico. Y así pasaron muchos años.

Y llegó un día que la bicicleta del Padre Juan se hizo por demás famosa, y llenó la radio, la televisión, la prensa y el cine. Contar los antecedentes del caso sería [..] larga, y así preferimos trasladar aquí lo que dijeron los diarios y periódicos porteños y locales. Si bien la crónica no salga tan ajustada, será sin duda más simpática. Fue el 3 de diciembre de 1961.

“Una fiesta de humor sano y fraternal fue la carrera ciclista Presas-Costa. Un público numerosísimo contempló el match. Alegre simpatía. Como en los libros de Guareschi, Morón vivió su jornada de fiesta. La autoridad máxima civil del pueblo. Peppone en la persona del Intendente don Abel Costa, y la autoridad primera de la Iglesia don Camilo en la persona del Padre Juan A. Presas. Desde hora temprana el pueblo de Morón se preparaba para ver tan categórica justa deportiva entre el Cura y el Intendente. Habiendo quienes dudaran que se realizara, es oportuno relatar una anécdota al caso. Se encuentran dos amigos de paso, y uno dice al otro

-¿Hacia dónde vas tan apurado?

El otro contestara:

-A ver una carrera de bicicletas entre el Intendente y Cura de Morón.

El primero se quedó parado y comentó con otro que lo acompañaba:

-Este está cada día más loco...

Sin embargo, esto se realizó en un esfuerzo común de estas dos autoridades para adherirse a los festejos de la Coronación Pontificia de la Virgen del Buen Viaje”. (La Tribuna)

Monseñor Presas fue el primero en presentarse en el escenario de la lucha. Salió de la Casa Parroquial conduciendo del manubrio en bicicleta, como un matador que llevara de las astas al toro en el momento de entrar en el ruedo. Minutos después cruzaba la Plaza San Martín el Sr. Costa y se dirigió al lugar de la largada. Hubo ovaciones para ambos contendientes. En la plaza de Morón se había dado cita todo el mundo”. (El Mundo)

“A las 16.30 el secretario de la Comuna, don José Bielicki dio la orden de largada, bajando la bandera a cuadros. Mientras Peppone salió con un envido, Don Camilo no podía romper la inercia. No obstante pudo dominar la máquina que lo acompaña desde hace 20 años. En total dieron tres vueltas a la plaza del Libertador San Martín. En la primera, pese a su demora inicial, el Párroco llegó el primero, pero en la segunda aflojó un poco el tren y el jefe de la Comuna resultó triunfante. Cuando se inició la tercera, es decir, la vencida, la expectativa popular era enorme. Pero ambos contendientes llegaron a la raya apareados. No hubo pues vencedores ni vencidos, pero sí una original competencia, un brindis final que coronó los esfuerzos de ambos”. (Clarín)

“Y el juez, Sr. Bielicki, sentenció a la manera de los clásicos rayeros de las otrora famosas cuadreras ... puesta nomás, caballeros...Aplausos, felicitaciones, abrazos...Pero nos dicen que tanto el Padre Juan como el Sr. Abel Costa no quedaron satisfechos del resultado. “Estoy falto de entrenamiento”, argumentó el Intendente; “no me respondió la máquina, objetó el Cura”. (El Cóndor)

Y La Nación que al parecer quiso ser más fiel en el reportaje, escribió que se ganó “por media rueda”. Pero en el pueblo todos se atuvieron al veredicto del juez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La figura ciclista del Padre Juan fue nota común en Morón, tanto es así que como contaba Crónica en uno de sus números: «cuando lo ven a pie, el pueblo se alarma y le pregunta: "¿qué pasa, Padre? ¿le robaron otra vez la máquina? Porque no obstante la vejez del vehículo se lo han robado varias veces, a través de 25 años, pero siempre se recupera, porque la bicicleta del Cura es tan popular que no hay nadie que no la conozca. Una vez la dejaron en el mismo atrio; era un ladrón arrepentido...»

Y así pasaron 25 años. Y era justo sustituir el viejo vehículo por uno nuevo y bueno era que la vieja bicicleta fuera a ocupar un puesto de honor en el Museo de Morón y fuera el Sr. Obispo quien celebrara con su gesto tan fausto acontecimiento. Entresacamos de un artículo aparecido en La Nación. Con motivo de cumplir sus bodas de plata ciclistas pastorales el R. P. Presas escribió al Obispo, Monseñor Miguel Raspanti, a la sazón en Italia con motivo del Concilio, para que le trajera -el pasaba por Milán- una bicicleta nueva de la Casa Savoia, marca de su vehículo. Quienes conocen el espíritu de Monseñor Raspanti no dudaron que satisfaría el pedido. Y así fue. Terminado el Concilio, Mons. Raspanti partió a Milán, donde con su secretario, no se dio descanso hasta encontrar el vehículo. La antigua Casa Cicli Savoia no existía ya; hubo reunión de ciclistas, se movilizaron los clubes de la urbe italiana y, por fin, se convino que fuera una Legnano la bicicleta que el Prelado llevara a su Vicario para celebrar tan grato acontecimiento. Dícese que Monseñor Raspanti habló con entusiasmo a los ciclistas que lo ayudaron, contándoles que, como en los famosos relatos de Don Peppone y don Camilo, Morón fue testigo de una competencia entre su intendente y el Cura Párroco, quienes en torno de la Plaza de la Ciudad corrieron una carrera ante la expectación del público, amigos y adversarios. La bicicleta, último modelo, fue embalada y llegó con el Obispo al puerto de Buenos Aires. La noticia del regalo episcopal causó regocijo y alegría entre los fieles, conocedores del suceso. Dijo Monseñor Raspanti que en día propicio se hará entrega de esa máquina al Padre Juan, cuya búsqueda constituyó una verdadera odisea."

Tal es la historia de la bicicleta del Padre Juan. Y el 15 de agosto, día de Santa María, se hará entrega oficial de la vieja bicicleta del Padre Juan al Museo Histórico de Morón.”

 

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LA TRIBUNA - julio 8 de 1965
 

 

 

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