Busich Escobar, Ismael
Buenos Aires, la gran provincia: 1880-1930

D. JUAN MANUEL ORTIZ DE ROZAS

 

“Era descendiente directo del dictador de su mismo apellido el doctor Juan Manuel Ortiz de Rozas, nacido en Buenos Aires en 1839 del matrimonio de Juan B. Ortiz de Rozas,
hijo del entonces mandatario argentino, y doña Mercedes Fuentes. A los 19 años de edad se inició en la vida pública actuando como canciller de la legación argentina en Montevideo. En 1862 abandonó la diplomacia para radicarse en Buenos Aires donde formó entre los partidarios de Adolfo Alsina. Al estallar la guerra con el Paraguay el joven Ortiz de Rozas se incorporó a la segunda división de Buenos Aires, marchando a los campos de batalla. Se encontró en Pehuajó, en Estero Bellaco, en Tuyuti y en el Boquerón, donde fue gravemente herido. Concluida la guerra se radicó en el pueblo de Morón, y allá desempeñó los cargos de comandante militar, consejero escolar, municipal, juez de paz. En 1876 sus comprovincianos lo eligieron diputado a la Legislatura, donde actuó durante 2 años, al cabo de los cuales fue electo senador. Terminado su período de legislador el Poder Ejecutivo de la provincia lo designó Director general de escuelas. En 1888 fue miembro de la convención constituyente de la provincia y en 1891 pasó a ejercer el ministerio de Hacienda y posteriormente la presidencia del Banco de la Provincia en liquidación, después de los desastres de 1893. Fue, asimismo, miembro de la Convención Nacional reformadora de la Constitución en 1898, director y consejero de los Bancos Hipotecario, de la Provincia y de la Nación. Durante la primera gobernación del doctor Marcelino Ugarte desempeñó por segunda vez la cartera de Hacienda, promoviendo en ese tiempo el renacimiento del Banco de la Provincia. Don Juan M. Ortiz de Rozas aplicó también sus actividades a las industrias madres del país, señalándose como un inteligente ganadero. Cuando el electorado de Buenos Aires lo consagró gobernador de la provincia, hacía algún tiempo que se mantenía alejado de las actividades políticas.

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CAPITULO XIX

Doctor Juan M. Ortiz de Rozas

1913

Sumario. -Elección de titulares para completar el período de los extintos gobernadores Arias y de la Serna. -Juramento del doctor Ortiz de Rozas. -Un mandato de diez meses. -Conceptos del nuevo gobernador sobre el estado de las finanzas provinciales. -Presupuestos frondosos. -Súbita enfermedad del doctor Ortiz de Rozas. -Su muerte. -El balance de su breve actuación.

A las elecciones para proveer los dos términos de la fórmula gubernativa, que convocó el doctor Arana para completar el período que dejaran trunco los ex gobernadores Arias y de la Serna, sólo concurrió el partido Conservador, que llevó a las urnas los nombres del doctor Juan M. Ortiz de Rozas para gobernador y don Luis García para vice. Se verificaron esos comicios el 11 de mayo de 1913, y el colegio electoral consagró a los candidatos un mes más tarde, tomando posesión de sus cargos el 12 de julio, con la perspectiva de 10 meses escasos de gobierno y el mandato imperativo de la Constitución, de convocar, a los tres meses, a elecciones para renovar el poder ejecutivo, ya por un período completo, esto es, para el comprendido entre los años 1914-1918.

Era el doctor Ortiz de Rozas un ciudadano cuya vida pública se había desarrollado constantemente al servicio de la provincia de Buenos Aires, a la que representara como legislador y como ministro en diversas ocasiones, estándole reservada para los últimos días de su dilatada vida la satisfacción de presidir los destinos de la más rica provincia de la República, su suelo natal, al que había dedicado todos sus entusiasmos.

Al prestar juramento de su cargo ante la asamblea legislativa, declaró el doctor Ortiz de Rozas que aspiraba a presidir una evolución franca y sincera hacia los principios y las prácticas fundamentales de la democracia, rodeando al comicio de los prestigios que le correspondían como fuente única de toda autoridad y de todo poder. Manifestó que establecería en todos los departamentos del gobierno un orden perfecto, una severa economía y el contralor a que deben estar sometidos todos los que manejan caudales públicos, desde el gobernador abajo.

El nuevo mandatario declaró ante la Legislatura que le causaba extrañeza el hecho de que la provincia se hallase en la difícil situación financiera en que la encontraba, cuando los ingresos del tesoro habían excedido a más del triple de los de la época no muy lejana en que actuara en el gobierno como ministro del gobernador Ugarte. “Me inclino a creer -dijo -, que la exuberante prosperidad alcanzada por la provincia y la precipitada valorización de la propiedad raíz, han extraviado el criterio de algunos de mis predecesores en el gobierno, induciéndolos al aumento inconsiderado de los presupuestos, incorporándoles empleos u organismos administrativos de dudosa necesidad; creando un personal de asesores y comisiones extraordinarias encargado de relevar a los funcionarios de estudios y tareas que les son propios; y, finalmente, a emprender costosas obras públicas cuyos recursos, no realizados en gran parte, las dejan inconclusas y endeudadas” .Y agregaba más adelante en el mismo documento: “Es indispensable reaccionar contra la tendencia a engrosar los presupuestos a título de realizar obras de progreso que no son de absoluta necesidad, y a dictar leyes especiales sin crear recursos efectivos para cubrir los gastos autorizados. Es forzoso suprimir todo lo superfluo y resignarnos durante algún tiempo a una vida de severa economía, mejorando y activando enérgicamente la percepción de las rentas con que han de sanearse nuestras finanzas.”

Con tales orientaciones, el nuevo gobernante se dispuso a ejercer su breve mandato, y acaso hubiera logrado restablecer en parte la normalidad en la marcha económica de la provincia con la aplicación de las normas de severa honestidad que se proponía, si el dedo de la fatalidad, que parecía perseguir a los gobernadores de Buenos Aires, no lo hubiera señalado para arrebatarlo por la muerte al sillón que, no hacía mucho, habían dejado en la misma forma sus antecesores Arias y de la Serna.

En efecto: apenas se había cumplido un mes y veinte días de su ascensión al poder, el 1.° de septiembre de 1913, fallecía el doctor Ortiz de Rozas tras las breves alternativas de una enfermedad inesperada. Quedaba, pues, trunca otra vez la vida y la obra de un gobernante bonaerense, esbozado apenas el programa de su labor, y agitada y expectante la opinión pública.

El acontecimiento más importante ocurrido durante la fugaz presencia del doctor Ortiz de Rozas al frente del gobierno, fue la terrible inundación en la zona sur de la provincia, donde las aguas, en avalanchas formidables, ocasionaron numerosas pérdidas de vidas y perjuicios materiales incalculables. Los partidos azotados por este desastre fueron en primer término Dolores, Maipú, Ayacucho y Pila, y en esos puntos el gobierno acumuló elementos de salvataje, alimentos, vestidos y socorros de todo género, pues sumaban miles las personas heridas por la desgracia. Los estragos tuvieron su momento culminante el 22 de agosto, y ese día el gobernador, en acuerdo de ministros, acordó el envío inmediato de comisiones de socorro, elevando al propio tiempo un mensaje a la Legislatura en que ponía de manifiesto la gravedad de la situación y reclamaba decisiones inmediatas y eficaces. Algunos días después, el gobernador dictó un decreto encomendando a una comisión de técnicos formada por los ingenieros Carlos Wauters, Agustín Mercau y Juan A. Waldorp que estudiaran e informaran al Poder Ejecutivo sobre la eficiencia del plan general de desagües llevado a cabo de acuerdo con la ley respectiva de 1900, pues no faltaban opiniones autorizadas que dejaban entrever la creencia de que las tales obras habían contribuido a perjudicar a determinadas regiones de la provincia.

Subscribió también el gobernador Ortiz de Rozas un decreto disponiendo el rellenamiento de los bañados de Quilmes, a orillas del río de la Plata, obra reclamada por el adelanto de la región. Suprimió la Dirección General de Caminos, substituyéndola por una Dirección de Puentes y Caminos cuyo plan de trabajos trazó dándole normas nuevas y nombrando para dirigirlos al ingeniero Abraham Tapia. Ordenó la realización del Congreso Agropecuario acordado por ley de octubre de 1912. Organizó el Departamento de Agricultura, incorporando a él las escuelas de fruticultura y avicultura de Dolores y La Plata; la chacra experimental de Patagones; los viveros forestales de Cazón y Baradero; el laboratorio y demás elementos de la extinguida Dirección de Agricultura y Ganadería; la sección veterinaria de la Dirección General de Salubridad, etc.

El ministerio del doctor Ortiz de Rozas estuvo compuesto por dos de los ministros de la anterior administración: los doctores Francisco Uriburu y Alfredo Echagüe, titulares, respectivamente, de las carteras de Gobierno y Hacienda, incorporándose un ministro nuevo: el doctor Rodolfo Moreno (hijo), titular de la cartera de Obras Públicas.”

 

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 ©  Carlos Gustavo Maldonado
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